[Episcopal News Service] La Cámara de Obispos de la Iglesia Episcopal dijo el 7 de marzo que sus miembros apoyarán dos importantes movimientos sociales, uno para ponerle fin a la violencia armada y el otro para terminar con el acoso y la violencia sexuales y la discriminación de género.
Los obispos dijeron que “sinceramente apoyan y se unen” a los jóvenes que sobrevivieron la masacre escolar del 14 de febrero en Parkland, Florida, en su llamado a ponerle fin a la violencia armada.
En la otra declaración, dijeron que sabían que “la Iglesia ha descuidado su responsabilidad de escuchar y responder” a “la realidad del acaso sexual, la violencia de género y el bastión cultural de los prejuicios y la inequidad de género”. Los obispos “invitan a la Iglesia a un examen más profundo acerca de lo que Dios quiere para nuestras relaciones”, incluida la reunión de julio de la Convención General.
Ambas declaraciones fueron “aceptadas” durante su retiro anual de primavera, según un comunicado de prensa emitido por la Oficina de Asuntos Públicos de la Iglesia. Los obispos se reunieron del 6 al 9 de marzo en Camp Allen, un campamento y centro de conferencias episcopal en Navasota, Texas.
Los obispos dicen que los estudiantes están ‘optando por la vida’
En su comunicado luego de la masacre de Parkland, los obispos resaltaron que “en este momento crítico los jóvenes de nuestra nación nos invitan a alejarnos de la pesadilla de la violencia armada por el sueño de optar por la vida”.
El comunicado respalda los objetivos de los estudiantes que han organizado la Marcha por nuestras vidas, programada para el 24 de marzo en Washington, D.C. Otras marchas semejantes se esperan en muchas ciudades y pueblos de EE.UU. y muchos obispos episcopales han expresado su apoyo a esas marchas. La declaración de los obispos reiteraba ese apoyo.
Ellos también se comprometieron a guardar “un día de lamento y acción” el 14 de marzo, un mes después de la masacre en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, en la que resultaron muertos 17 personas, entre estudiantes y adultos.
Los obispos dijeron que, si bien apoyan los empeños de los estudiantes, “reconocemos que los jóvenes negros y mestizos han llamado continuamente a nuestro país a que aborde la violencia armada que ellos y sus comunidades experimentan”, dijeron los obispos. “Nos arrepentimos de que, como obispos, no hemos atendido a su llamado”.
Algunos comentaristas han observado que los medios de prensa y el público en general han mostrado mayor simpatía a los llamados a ponerle fin a la violencia armada que provienen de comunidades predominantemente blancas. Otros han expresado preocupación acerca del potencial prejuicio racial entre los maestros que podrían estar armados, como han propuesto el presidente Donald Trump y otras personas.
Los obispos dijeron que ellos están “más que comprometidos a trabajar por una segura legislación sobre las armas tal como nuestra Iglesia ha exigido en múltiples resoluciones de la Convención General.”
Los obispos de la Iglesia Episcopal actuaron al día siguiente de recibir una carta de los episcopales Philip y April Schentrup, los padres de la joven de 16 años Carmen Schentrup, que murió en la masacre de la secundaria Marjory Stoneman Douglas. Los Schentrup asisten a la iglesia episcopal de Santa María Magdalena [St. Mary Magdalene Episcopal Church] en el vecino Coral Springs, Florida, donde su hija era líder de un grupo de jóvenes. Peter Eaton, obispo del Sudeste de la Florida, compartió la carta con los obispos.
“En nuestro intento de sobreponernos a la desesperación y el dolor, nos sentimos compelidos a hacer del mundo un lugar mejor para los dos hijos que nos quedan y para todos los niños”, les dijeron los padres a los obispos, implorándoles “como líderes de la Iglesia de Cristo, que abordaran de frente el problema de la violencia armada.
“Les pedimos que hagan de esto una prioridad para la Iglesia y dejen pocas dudas respecto a ‘lo que Jesús haría’. El azote de la violencia armada en esta nación, especialmente con fusiles militares de asalto, es un problema de nuestra propia creación y contrario al deseo de Dios de paz y amor. Como nación podemos resolver este problema, y como líderes de la Iglesia en nuestro país, les pedimos que ayuden a mostrar el camino. En el nombre de Cristo, les suplicamos que actúen”.
Ellos también les pidieron a los obispos “venir con nosotros para defender las vidas de los niños y la del ministerio de la Iglesia de Cristo” durante los eventos del 24 de marzo.
“Uno sólo puede imaginar el ejemplo de liderazgo y solidaridad que esa actuación puede hacer en nuestro fracturado y dividido país”, escribieron los Schentrup.
En respuesta al movimiento #MeToo
En su declaración sobre el acoso y violencia sexuales, los obispos advirtieron que es la primera vez que la Cámara de Obispos se reunía como cuerpo desde que comenzara el movimiento #MeToo en el otoño pasado.
“Muchos de nosotros hemos experimentado acoso sexual y tal vez violencia sexual”, escribieron. “Las obispas, que son mujeres, conocen la experiencia de me-too [yo también]. Algunos obispos hombres la conocen también. Vivimos con diferentes experiencias el legado cultural del poder”.
La cámara promete continuar lo que llamó “nuestra propia labor de reconciliación dentro de nuestra rama de la Iglesia de Dios, honrando lo que hemos aprendido y realizado, así como reconociendo la distancia que nos falta por recorrer”.
Ellos dijeron que la tarea “exigirá coraje”.
“Mientras muchas mujeres y hombres comparecen valerosamente para hablar de la verdad de su experiencia, hombres y mujeres valerosos escucharán y, donde sea necesario, se arrepentirán y asumirán un papel activo en reparar el quebranto, laborando por cambiar la cultura de nuestra Iglesia”, escribieron los obispos.
La declaración también anunció que los obispos convocaban a un “proceso de escucha en una reunión abierta en la Convención General para oír más a fondo los testimonios de los que han sido víctimas de acoso sexual en la Iglesia”. Esa sesión será el 4 de julio de 5:15 a 7 P.M. en el salón donde se reúna la Cámara de Obispos durante la Convención.
El plan de los obispos atiende una carta del 22 de enero del obispo primado Michael Curry y de la Rda. Gay Clark Jennings, presidente de la Cámara de Diputados, en la que llaman a los episcopales a dedicar la Cuaresma y más allá a examinar cómo la Iglesia ha manejado bien o mal los casos de acoso, explotación y abuso sexuales. La carta decía también que ellos querían que la Convención General discutiera estos temas porque “quieren oír la voz de toda la Iglesia en tanto determinamos como proceder tanto en lo concerniente a expiar por el pasado de la Iglesia como a configurar un futuro más justo”.
Jennings más tarde anunció que nombraría a un presidente de un comité especial de la Cámara de Diputados sobre resoluciones respecto a acoso y explotación sexuales. El comité tendrá cinco subcomités para redactar resoluciones sobre teología y lenguaje inclusivos; disparidades en pagos, contrataciones, licencias y pensiones; cambios al proceso disciplinario del Título IV y capacitación; verdad y reconciliación y justicia social sistémica más allá de la Iglesia. Los nombramientos del comité se dieron a conocer hace una semana.
– La Rda. Mary Frances Schjonberg jefe de redacción interina de Episcopal News Service. Traducción de Vicente Echerri.
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[Episcopal News Service – General Convention 2018]